Colegio
Entrevista a Joaquín Aráuz, Secretario General de la Federación de Enseñanza de USO Andalucía y antiguo profesor de Altair
“ALTAIR ES PIONERO Y REFERENCIA EN MUCHAS TENDENCIAS E INICIATIVAS PEDAGÓGICAS»
Aunque nació en Huelva hace 60 años, Joaquín Aráuz se considera un sevillano más. Vecino del barrio, es Ingeniero Técnico Químico, lo que le valió para impartir clases en Altair de dicha especialidad en la antigua Formación Profesional. Como militante de USO, y tras 14 años como docente, en 1987 se liberó sindicalmente, y desde entonces trabaja en esta organización sindical, actualmente como Secretario General de la Federación de Enseñanza. Siempre volcado por los demás, y “aunque algunos de mis alumnos no entendieron que diera ese salto de Altair a la USO”, lucha desde su sindicato por ayudar a los trabajadores, entre los que se encuentra el personal de Altair. Casado, padre de tres hijos (uno de ellos antiguo alumno del Colegio) y abuelo de una nieta, confiesa que “me encantaría acabar mis días profesionales en Altair, por lo menos con una jubilación parcial. No puedo esconder que mi relación con este Colegio es muy intensa y sentida”.
¿Cómo conoció y por qué empezó a trabajar en Altair?
Durante mi etapa estudiantil, conocí en Huelva a un gran amigo, José Manuel Núñez. Él vino a Sevilla a sacar adelante el proyecto de Altair, a finales de los 60, y poco tiempo después me propuso participar como profesor, ya que por aquel entonces había hecho mis pinitos en distintas academias. En aquellos años, Altair contaba sobre todo con formación profesional y de adultos. Fue una época intensísima, en la que a la enorme dificultad que atravesábamos, como en todos los comienzos, le poníamos una entrega y pasión al límite. El equipo lo componía gente muy joven, con una media que superaba por poco los 20 años cumplidos, y había una relación profesorado-alumnado de gran respeto mutuo y sincera amistad, y con los padres de los alumnos aún más. Creíamos en el proyecto.
Antes de llegar, ¿qué idea tenía o le habían dibujado de Altair?
Todo lo que conocía venía de boca de José Manuel. Lo que más me sorprendió al principio fue la ubicación del Colegio en un barrio obrero, casi por civilizar. El reto era muy atractivo, por la labor humana a desempeñar. La idea fundamental era sacar adelante a una población de zona suburbial, con un claro compromiso integral para la formación de la persona. Además, todo el profesorado tenía esa voluntad, con el respeto como bandera.
¿Qué experiencia ha reunido como padre y profesor de Altair?
Como padre, sinceramente, no mucha. Mi hijo Javier estuvo poco tiempo en Altair, además se incorporó ya con 18 años en el Ciclo Formativo de Informática, y la relación de un padre con el colegio de su hijo no es muy estrecha cuando éste es adulto. Sí debo constatar que mi hijo creció mucho en este centro, ya que, tras cumplir sus prácticas de empresa, decidió no quedarse en ese nivel profesional: fue a la universidad y estudió la licenciatura de Ingeniería Informática. Muchas de las inquietudes y aspiraciones que tratamos de inculcarle la familia se vieron satisfechas tras su paso por Altair y la maduración que aporta el tiempo y las experiencias vividas. Por cierto, ahora trabaja en una multinacional del deporte en Madrid como ingeniero informático.
Desde el punto de vista profesional, la mejor experiencia que reúno es del Altair de la primera época, que nos marcó a todos, docentes y alumnos. Había espíritu de camaradería, nos matábamos a trabajar, el que más el director. Esto me ha servido mucho en mi vida profesional, en la que me considero muy trabajador, tolerante, tenaz, amigo de mis amigos. Aprendí el valor del trabajo cotidiano bien hecho y su sentido trascendente. Cuando empecé, en la formación profesional de adultos, recuerdo que el más joven de la clase era yo. Fue una experiencia muy gratificante porque las personas mayores tienen mucha motivación y ponen un enorme interés en su educación. Después, en la Formación Profesional Reglada, una etapa educativa de 5 años, pudimos formar a toda una generación, tanto humana como profesionalmente. También impartí clases de laboratorio en la antigua EGB, inicié el huerto escolar, monté con otros compañeros el laboratorio de Altair, con la cuarta parte de gasto de lo que costaba…
¿Qué relación mantiene con Altair hoy en día?
Sigo siendo trabajador de Altair, ya que estoy en excedencia forzosa por mi cargo sindical. Esto me lleva a seguir muy relacionado con todos mis compañeros; ahora más en el plano laboral, defendiendo sus derechos e intereses fuera y dentro del Centro.
¿Qué le motivó a colaborar con la EDA?
En mi época en Altair, como ya he indicado, éramos una gran familia, cuestión que se sigue manteniendo hoy. Hasta un químico de FP colaboraba con la EDA. Por cierto, este modelo de Escuela Deportiva ha sido copiado, afortunadamente, en muchos sitios. Lo fundamental es que, con la excusa del deporte, los chavales se olvidan de otras cuestiones, además de que siguen formándose como personas.
Y es que Altair es pionero en muchas cosas. La orientación al alumno, por ejemplo, empezó en este Colegio, y ahora es un método muy extendido. También las prácticas de empresa o la colaboración directa con las empresas y la formación del alumnado en las mismas, la que ahora se denomina formación dual, se iniciaron aquí. Altair emprendió muchas tendencias pedagógicas, lo que hace más disparatado aún que esté en el aire su concierto con la administración.
¿Qué representa Altair en este barrio?
Como vecino de la zona, ya que no me he desclasado, puedo decir por los comentarios que me llegan que Altair, después de tanto tiempo, es un Colegio de mucho prestigio en el distrito, con una demanda muy asentada. En un barrio tradicional de izquierdas triunfa un centro de educación diferenciada y religioso, ¡casi nada! Algunos deberían estudiar por qué la demanda es tan alta, cuando se cuenta con muchas ofertas diferentes alrededor, tanto de centros públicos, como concertados. Quizá la clave está en que todas las familias saben a dónde vienen, sin sorpresas, y que van a contar con una relación muy directa y personalizada con el profesorado. La mayoría busca (y encuentra) un Colegio en el que sus hijos salgan siendo buenas personas, buenos profesionales, con valores y que reciban una formación integral que no se limite al plano académico, sino que se extienda al ámbito humano, profesional, religioso, deportivo, etc. Por eso muchos antiguos alumnos traen a sus hijos, para que disfruten lo que ellos disfrutaron. Altair, como todos los centros sostenidos con fondos públicos, escolariza al alumnado de su zona de influencia, que ni selecciona a su alumnado, ni mucho menos es un centro elitista.
Ya que hablamos de educación diferenciada, ¿cuál cree que es la clave para que haya alcanzado el éxito que tiene en Altair?
Vaya por delante que cada modelo pedagógico puede ser útil o no dependiendo de una serie de circunstancias. Lo fundamental es que cada familia sea libre para elegir el modelo que crea más conveniente para educar a sus hijos y que efectivamente pueda ejercer su libertad, que para eso paga sus impuestos. Ni personal ni sindicalmente creo que haya un modelo-panacea y no creo que haya que dogmatizar en este asunto, como otros sí hacen. El mejor modelo será aquel donde se desarrolle mejor el alumno, a juicio de sus padres. Es curioso, pero en EE.UU. hay colegios públicos con clases solo para niños negros, y creo que a Obama nadie le puede tachar de segregador, ni de racista… La educación diferenciada, en muchas fases de la etapa académica, resulta muy eficaz, como ponen de manifiesto los últimos informes PISA de la OCDE. El desarrollo neurológico y la maduración biológica de un niño y una niña son diferentes en edades tempranas. Si se tiene un grupo homogéneo de alumnos con un desarrollo similar, es más fácil que su avance y su ritmo de aprendizaje sea muy eficaz. Es cierto que a partir de la adolescencia esas diferencias remiten y se desdibujan. La evidencia científica, fruto de numerosas investigaciones empíricas, no ofrece dudas al respecto. Otra cosa distinta es que una familia, por la razón que sea, prefiera la coeducación. Por eso creo que lo realmente importante es que las familias puedan elegir el modelo que crean mejor para sus hijos; sea de educación diferenciada o sea de educación mixta. Si Altair no ofreciera una buena formación, los padres no escolarizarían a sus hijos en este centro, y al no tener demanda social, la Administración educativa le retiraría el concierto.
De esta forma, ¿un centro solo de niñas triunfaría en la zona?
Seguramente sí, como Altair. Por puro sentido común, si un modelo funciona, lo que habría que hacer es mantenerlo y reproducirlo; no obstaculizarlo. Si el fracaso escolar en Andalucía es tan alto, y en este centro es significativamente bajo, la consecuencia debería ser apoyar la concertación de un centro de educación diferenciada de niñas. Y todo esto sin olvidar que, como centro concertado, Altair supone un estimable ahorro para las arcas públicas ya que un puesto escolar nos cuesta a los ciudadanos casi el doble en un centro público que en uno concertado.
Para finalizar, Joaquín, ¿cómo ve la situación actual en cuanto a la renovación de los conciertos?
Con preocupación y tristeza, pero con esperanza fundamentada. Preocupación, porque se ha puesto en marcha la maquinaria de un partido político que, por pura ideología, está actuando de manera sectaria y dogmática, tratando de imponer un modelo educativo único, sin respetar el pluralismo, y no sabemos hasta dónde puede llegar. Con tristeza, porque no entiendo cómo el Gobierno andaluz, que se dice progresista, pueda poner en peligro unos puestos de trabajo estables en plena crisis, por un motivo puramente ideológico y dificulte la libertad de elección de este modelo pedagógico precisamente a las familias de una zona obrera que, si privatizaran el centro, difícilmente podrían soportar los gastos de la educación de sus hijos. De todas formas, creo que debemos afrontar la situación con bastante serenidad y mucha confianza porque hay sólidos elementos que nos dan esperanzas ciertas. Las últimas sentencias del Tribunal Supremo declaran que la educación diferenciada es legal y legítima y, además, declaran que es voluntad del legislador (del gobierno de turno, vamos) financiar o no este modelo. El gobierno anterior elaboró una ley (la LOE) que obstruye el modelo de educación diferenciada. Pero el actual gobierno de España (el nuevo legislador), está elaborando una nueva ley educativa (la LOMCE, que próximamente entrará en vigor) que apoya la financiación de este modelo educativo. De ahí nuestra fundada esperanza de que pronto recuperaremos la normalidad y la tranquilidad los trabajadores de Altair y las familias del barrio.
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